domingo, 4 de enero de 2015

The purity of a little feeling: 14-.¡Folletos infinitos! {SoHee}

Miércoles en la tarde en el trabajo. Mitad de semana, uff. Había gente sentada en grupos. Probablemente amigos de trabajos o gente que venía a pasar el tiempo en el restaurant. Se veían desde el gran ventanal del restaurante. Con Onew nos habían encargado la tarea de promocionar el restaurante por las calles por medio de un pequeño folleto poco atractivo pero serviría para atraer gente.
Era extraño que nos pusieran a nosotros dos a cargo de esto ya que éramos los mas (según mi vista) torpes. Bueno, torpes no es sentido de poder comunicarse bien con los demás porque Onew las ganaba todas en esas contra mí, para él era más fácil. Sospecho de nuestros colegas quienes deben habérselas arreglado para convencer al jefe de que nos sacaran por un día de sus deberes…o tal vez…no, no podía ser porque creían que a mí me…nadie sabe eso y no deberían saberlo, ni creerlo.

-Empiezan por la calle…-hablaba otro colega-y terminan cerca de la entrada del metro.

-Entendido-asentía Onew concentrado.

Sinceramente no escuché nada, ni que calles, ni cómo eran distribuidos los folletos solo los tomé distraída cuando me los entregaban. La idea de salir con Onew a entregar los folletos me ponía de nervios. Lo aburrido sería pasar la tarde entera entregando los folletos probablemente terminarían en un basurero, de notas o rechazados.

-Vayan…y terminen los folletos-nos decía nuestro colega inclinándose en señal de despedida.

-Adiós hyung-dijo Onew con una pequeña inclinación de cabeza.

Comenzamos en lo que supuse como el punto de partida. Mucha gente caminaba por ese lugar.

-Tú te colocarás del otro lado para que así podamos repartir a diferentes personas-decía Onew indicando con la cabeza.

-Ya…-contesté asintiendo con la cabeza.

-A gran distancia más allá…-seguía diciendo.

-Ya…-contesté nuevamente asintiendo.

-Y intentemos actuar lindos para que les llamemos la atención-dijo Onew y reí, el me miro algo sonriente sin entender.

-Perdón, pensé en la idea de cómo actuar lindos…-reí-solo era eso.

-Solo hay que…-tomó uno de los folletos despreocupado. Lo miré extrañada.

-¿Hay que…?-dije pero me vi sorprendida ya que Onew tomó mi mano, lo miré, y se tornó en un actuado amable caballero.

-Señorita, vengo a invitarla cordialmente a nuestro restaurante de lujo. Tiene de los cocineros de más alta calidad y profesionalismo. Quedará encantada con nuestros exquisitos platos a muy bajo precio pero con…-que quedó callado un segundo pensando en que decir, yo me aguantaba la risa y creo que el comenzaba a también hacerlo-¿amor, cariño y dedicación?-dijo extrañado terminando, comencé a reír con ganas y el solo un poco pero me miraba divertido.

-¿Qué cosas dices Onew?-reí-Probablemente les des miedo.

-¿Pero entendiste?-sonreía divertido.

-Sí y usaré la última frase, fue la mejor-reí nuevamente.

-Me parece…-dijo y por un momento pareció que nos dimos cuenta al mismo tiempo que Onew seguía tomando mi mano.

Incomodo la soltó sonriendo y se agachó a tomar los demás folletos.

-Empecemos-me dirigí al otro lado tratando de esconder mis mejillas que se tornaban rojas.

No era tan difícil lo que creí difícil. La gente casi por costumbre tomaba amablemente los folletos, no todos pero si algunos, los demás los tomaban de mal humor pero aun así los tomaban. Pronunciando la pequeña palabra “Annyeonghaseyo, buenas tardes’’ a cada segundo ya casi llegaba a la mitad, o llevaba ya como un cuarto. Al parecer Onew también y hasta ese momento no le había entregado folletos amablemente como me lo había demostrado, solo decía lo mismo que yo inclinándose a cada segundo. Diciendo cosas porque sí. Lo observé unos segundos. Sonreía dulcemente a toda la gente aunque esta no le respondiera de la misma forma. Era admirable. Me acerqué a él.

-¿Por qué vienes acá?-preguntó extrañado.

-No has hecho nunca lo que demostraste-lo miré fingidamente molesta.

-Aun no…estoy esperando el momento-siguió entregando y vi como alguien se lo devolvió.

-Necesito ver eso-reí.

-¿Has estado esperando todo este rato eso?-rió levemente.

-¿Qué?-me inquieté-no, no es eso-reí tonta.

-Está bien, tendré que adelantarlo-miró a la gente que pasaba, buscaba a alguien hasta que lo encontró.

Una pequeña señora que con dificultad caminaba por la calle con su bolso algo grande.

-Hey, no me digas que enserio…-vi como se acercó a la señora.

Onew se puso de rodillas a un lado de la señora. La señora extrañada lo observó. ¿Cómo puede se atrever? Escuché como comenzaba a decirle el dialogo que me había dicho. Avergonzada reí al acercarme, seguía escuchando como hablaba. La señora tenía una mirada feroz, supongo que por eso Onew no se atrevió a tomar su mano. Terminó con la frase “amor, cariño y dedicación” y exploté en carcajadas. Onew seguía sonriéndole a la señora. Por segundos creí que esta lo golpearía con el bolso pero…no pasó, acarició la cabeza de Onew y acepto el folleto con dulzura.

-Con gusto pequeño-sonrió-ya no hay gente como usted en este mundo.

-Gracias, se lo agradeceremos-se inclinó Onew en despedida.

La señora se alejó caminando. Me acerqué a Onew que se ponía de pie.

-No puedes haberle dicho eso…-reí tapando mi boca con mi mano.

-No era tan malo después de todo-sonrió levantando los hombros.

-Bueno, sí, es una buena acción-reí nuevamente de la misma forma.

-Ahora te toca a ti-rió Onew volviendo al lugar en el que estaba.

-¡NO! ¡ESTAS LOCO!-le grité asustada mientras lo seguía. Algunas personas miraron-Yo no podría soportar la vergüenza.

-Vamos…-dijo pero luego miró mi cara de susto-ah, no lo hagas si no quieres-desordenó mi cabello.

Ya me había comenzado a preocupar hasta que Onew había cedido. Uff. No podría haber soportado esa tortura.

Folletos, manos, gente, folletos, manos, gente. Casi como una montaña rusa vi pasar por 40 minutos. El hecho de que pasáramos por las distintas calles que se nos habían indicado no significaba que en cada lugar sería diferente si no que siempre era lo mismo. Ya se estaba volviendo aburrido. Quedaban alrededor de 30 folletos, folletos infinitos. Los dos estábamos cansados y con las piernas a no más dar fuera de la entrada del metro. Era casi la hora de salida de los trabajadores así que esta estaba repleta de gente. Lo único agradable que había en ese momento era el asqueroso calor que salía de debajo del metro ya que hacía un frió horrible.

Intenté como pude entregar los últimos folletos. Fallaba, la gente me los devolvía o me evitaban. Ya me estaba empezando a cansar, comencé a hacer pucheros sola.

-Vamos por favor son folletos de un restaurant, ¡no son anuncios sin importancia!-intenté decir entre el ruido.

Unas tres personas tomaron mis folletos pero no las demás. Miré al cielo ¡Estaba oscuro! No lo había notado, como tan rápido había pasado el tiempo. Al mismo tiempo las siguientes personas tomaron mis folletos. Ya casi terminaba…terminé.

-Creo que me dormiré aquí mismo-espeté cuando yacíamos sentados en una banca cerca del metro. Terminado todo.

-Dormir…-suspiró Onew mientras miraba al oscuro cielo.

-No lo decía enserio-le respondí a su acotación.

-Pero es una buena idea…-dijo sonriendo.

-Obvio que sí pero no aquí-reí.

Me lleve la sorpresa que Onew colocó su cabeza en mi hombro haciéndose el que dormía.

-¡Que rayos!-le dije.

Mi corazón se aceleró y las mariposas se sintieron vivas. Sentía su cabello en mi mejilla y su respiración mientras se hacía el dormido. Ahí iba otra vez sentimientos.

-Ya estoy dormido-respondió Onew riendo mientras se mantenía en el mismo lugar sonriendo.

-¡Claro que-que no lo estás!-estaba completamente atónita-¡No soy un cojín!-intentaba tomar su cabeza o empujarlo pero mis manos solo hacían movimientos raros alrededor de él sin poder tocarlo.

-No te muevas tanto-rió con los ojos cerrados.

-¡Jin-Jinki!-le grité aun sin poder sacarlo, no me atrevía. Mis mejillas ardían.

-Que incomodo tu hombro…-reclamó fingidamente.

-¿De qué hablas?-reclamé.

Abrí levemente los ojos.

La loca idea de que él pudiera llegar a sentir mis latidos llegó a mi cabeza. Entré en pánico. No se podía dar cuenta de mis latidos. No tenía que darse cuenta que era por él. No podía nada. Contra mi voluntad empujé su cabeza pero se resistió y quedó en mis manos.

-Aish…Onew vamos, estás despierto…-intenté decir mientras seguía empujándolo con las manos.

Pero caía en a cuenta que cada vez que hacía eso sentía el cabello de Onew en mis manos.

-Que incomoda tu mano-insistió Onew.

-¡Te voy a soltar!-lo amenacé.

-No lo hagas…-rió.

-¡Lo haré igual!

-Que incomodo dormí-se alejó haciéndose el que bostezaba y abrió los parpados.

-¡No es gracioso!-le dije molesta y él me miró unos segundos manteniendo la sonrisa en su rostro.

Observándolo terminé riendo de todas formas y el también comenzó a reír.

-Perdón, estaba cansado-dijo él riendo.

-Está bien, no lo hagas de nuevo.

Era imposible controlar mis sentimientos, era imposible poder mentirme a mí misma, era imposible ocultar que me comenzaba a gustar Onew. Lo empezaba a aceptar mientras sonreía ante la escena recién pasada.

“JinKi…”-pensé.

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