martes, 30 de abril de 2013

En medio de la nada: 2-.¿Y la salida?

No había escapatoria. Ya había abierto esa herida que tanto le había costado volver a cerrar.

Tenía que controlarse, era la única manera de evitar que aquello la destrozara. No  quería que eso ocurriese de nuevo. Pero esa acción era absurda, ya estaba sucediendo. Escuchaba detrás a su amigo siguiéndole. Corrió con aun más fuerza. No debía alcanzarla, no quería hablar de nada en ese momento. Le era imposible…No debía llorar. Había prometido no volver a hacerlo, menos por aquel recuerdo. Creía que todo eso había quedado guardado con llave en una caja que había sido quemada hace ya tiempo ¿De verdad se había esfumado?
Claramente no. Apenas veía al correr. Apretaba los párpados al intentar evitar llorar. Le dolía todo dentro. Sus ojos le dolían, el nudo en su garganta aumentaba. Los recuerdos se sentían a flor de piel. Todo se volvía gris, nublado, triste…Sus últimos años de escuela volvieron a su mente. Ya no lo soportaba, echó un pequeño sollozo. No sabía de dónde había sacado tal fuerza para seguir corriendo ya que sentía que caería en cualquier momento.

“Quiero volver a ser feliz…”-se escuchó una quebrada y débil voz dentro de su mente, su propia voz de hace unos años.

-¡Hyori! ¡Detente!-escuchó detrás de ella.

Aunque aquello que la hubiera echó detenerse no lo logró. Nerviosa miró al frente buscando alguna salida…que parecía lejana. No quería mirar hacia atrás, no quería volver, quería escapar. Estaba cerca, muy cerca de su bicicleta pero cuando la logró tocar con la yema de sus dedos algo se lo impidió. Unas manos la hicieron dar vuelta. Quedó frente a su amigo que asustado se trataba de reincorporar. Hyori abrió levemente sus ojos, el terror se apoderó de ella.

-¿¡Qué ocurre!?-preguntó el jadeando-¿Qué es lo que te ocurre?

Hyori comenzó a negar. Con pequeños pasos intentó retroceder pero nuevamente su amigo la detuvo antes de que siguiera. Apenas lo podía ver, apenas podía sentir que ella estaba ahí ¿Era posible? Veía todo como si ella estuviera lejos de ese lugar. Solo veía luces. Todo estaba nublado. La voz de su amigo apenas se oía como un murmuro Se sentía vulnerable, como si fuera de nuevo una pequeña adolecente que no sabe nada de la vida y así se había sentido hace años. Memorias y memorias iban de aquí a allá en su mente. Cada recuerdo que se le presentaba le iba quitando partes curadas de ella. Con mucho esfuerzo intentaba quitarlas de su mente pero le era inútil. Se iba desarmando, lentamente pero dolorosamente.

-¡Ya basta!-gritó a la nada-¡Déjenme en paz!

-¡Hyori! Me estás asustando-decía él.

Repentinamente su amigo se aterrorizó, a Hyori le faltaba el aire y ella se esforzaba por tomar algo de aire, le hacía falta el aire, necesitaba respirar bien. Más que eso, quería estar tranquila. Quería que ese sentimiento la abandonara, no sabía cómo alejarlo, no sabía cómo era que lo había alejado hace dos años y no podía pensar en eso si el ya estaba encima. El la tomo de sus brazos para que no cayera y la dirigió a un lugar con aire.

“¿Tan difícil?”-otra voz retumbó en su mente.

La desesperación de apoderaba de ella. Quizás no podría salir de ese vacío. Quizás nunca había salido de él. Quizás le era imposible seguir adelante. Tal vez para ella siempre su destino había sido sufrir cosas que ya habían pasado por lo débil que era. Era un tipo de castigo, un horrible y triste castigo ¿Esa era la razón? Su amigo seguía hablándole pero ella no tenía idea que era lo que le intentaba transmitir. No podía entenderle, aunque quisiera. Sentía que la zarandeaba.

-¡Hyori reacciona!-le gritó su amigo.

A Hyori le clavaron una imaginaria estaca en el pecho. Esas pequeñas palabras habían sido exactamente las mismas que hace unos años alguien importante le había dicho ante su actitud. La oscura sala de clases a la mitad de la tarde, solitaria, solo con dos personas dentro, ella y su amiga, vino a su mente. Tiró otro sollozo, no quería recordar nada. Le dolía tener que solo pensarlo e incluso sin su voluntad. Verdaderamente ella había creído que había logrado salir de aquel dolor pero ya estaba dentro de nuevo. Comenzó a llorar, sin remedio, comenzó a llorar.

-¡Hyori!-escuchó ella esta vez claramente la voz de su amigo.

Tal vez eso era, no había cura, no había remedio. Se le habían acabado las vendas luego de tantos años curándose apenas y ya no había vuelta atrás. No había cicatrizado nunca. Se tapó la cara con sus manos. Ese recuerdo la había marcado de tal manera que la hacía añicos. Las sonrisas, las palabras, las penas, todo lo pasado le hería demasiado. Hyori tiró un grito al llorar.

“No volveré”-escuchó en su mente, nuevamente la voz de un recuerdo. Hyori volvió a estremecerse.

El amigo de Hyori estaba completamente atónito, no sabía qué hacer ¿Qué le estaba ocurriendo a Hyori? Quería saberlo, pero le era imposible, ella estaba destrozada y tenía que ayudarla de algún modo. La culpa se masificaba dentro del, tal vez por su culpa se sentía que esa manera. No lo pensó más y la rodeo con sus brazos sin esperar que fuera correspondido. Tenía que hacerle saber que él estaba con ella y que de algún modo se sintiera segura. Si era su culpa tenía que remediarlo, tenía que hacerlo…pero ese no era el momento, ella estaba mal, sentía que ella estaba pidiendo ayuda a gritos. La abrazó con todo su ser, entregándole todo lo que podía transmitir por un abrazo. De un momento a otro Hyori sintió una cálida luz en su oscuridad. Unos brazos la habían rodeado, sentía su protección, sentía su intento de ayuda…Entonces era ¿La salida? ¿Había encontrado la salida? ¡Donde estaba! Estiró sus manos para encontrarla con desesperación y dio con una persona. Casi inmediatamente las palabras salieron solas.

-Minho…-susurró ella.

-Si soy Minho y estoy contigo…estate tranquila que estoy a tu lado-dijo nervioso, sintiendo el temblar de su amiga. Estaba realmente preocupado, era demasiado extraño que Hyori actuara de esa manera. Nunca la veía en ese estado tan deplorable, era raro en ella que se viera así de triste ¿Qué le habría ocurrido? ¿Era su culpa? Apretó sus párpados rezando de que no fuera su culpa, no se lo perdonaría, no se perdonaría haber lastimado a Hyori. Colocó su palma en el cabello de Hyori para acariciarlo.

-Tranquila-murmuró.

“Nunca había conocido a alguien como tú”-escuchó por última vez dentro de sus recuerdos. Esto la destrozó aun más, ese recuerdo dio completamente en el punto fijo y débil. Su pecho estaba totalmente contraído, su rostro estaba completamente empapado en lagrimas, quizás la chaqueta de Minho también lo estaba. No podía permitir que su mente se adentrara aun más en aquellos recuerdos, no podía. Tenía que detenerlo…Cuando estaba por recordar algo que aun más la quemaría abrazó a Minho con todas sus fuerzas, casi aferrándose a él, casi haciéndole saber que no quería caer, transmitiéndole que tenía miedo.

~-~-~

Ya era de noche. Quién sabe qué hora, no le importaba. Solo veía luces de aquí a allá. Le había mentido a Minho al decir que ya estaba bien y tranquila, la verdad estaba aun nerviosa pero no tanta como el principio. Le rogó a Minho que no le preguntara nada, que hiciera como que nada de eso había ocurrido y que no se preocupara pero como lo conocía el de alguna forma sacaría a flote aquel suceso en algún momento. Pero eso no era lo importante, ella tenía miedo, miedo a que ese sentimiento permaneciera con ella mucho tiempo, el suficiente para dejarla en el estado más vulnerable que podía existir como había caído hace años. Esos malditos recuerdos, que aunque fueran del pasado seguían hiriendo hasta lo más fuerte que poseía en su favor. Ahora se sentía mal de haber abrazado a Minho ahora se acercaría a ella y todo volvería a suceder de nuevo, tenía miedo de volver a verlo, tenía miedo de que todo volviera a ser tan impactante como lo había sido al él intentarse declarar. Negó.

Le tocaron la bocina varias veces, al parecer se había desviado un poco en el camino. Iba arriba de su bicicleta, sabía que era peligroso en ese estado, pero seguía en ella de todos modos. No le importaba nada más que llegar a casa y dormir para despertar creyendo que todo había sido solo una pesadilla. Aun se aguantaba las ganas de querer largarse a llorar. Tomaba grandes cantidades de aire para evitar llorar. Le pesaba la cabeza, seguía aun nerviosa, le sudaban sus manos, temblaba. El olor a vehículos la asfixiaba aun más. ¿Cómo podía ser que aun esos recuerdos la destrozaran de esa manera? ¿Por qué? ¿Por qué no podía seguir su vida tranquila? ¿Por qué le tenían que ocurrir esas cosas? ¿Solo por haber sido una débil y sensible chica? ¿Acaso eso era? ¿Por qué si alguien tocaba el tema “amor” causaba tal reacción en ella? Cerró los ojos por unos segundos al sentir un terrible dolor dentro de ella. Inmediatamente la llenaron de bocinazos, nuevamente ella se desviaba del camino. Abrió los ojos lentamente, no le preocupaba ni lo más mínimo las bocinas que apenas escuchaba con claridad ni menos que se estaba desviando del camino.

-¡Señorita! ¡Señorita! ¡Muévase a la vereda!-escuchó Hyori. En todo el tiempo que había pasado nadie le había gritado, esto despertó su atención, miró hacia su lado derecho. Un señor le indicaba con la mano que se corriera, el señor se veía preocupado ¿Por qué se preocuparía de un chica cualquiera si todos los demás solo le había tocado molestos la bocina?

¿Ahora perdía la noción de las cosas?

Ya comenzaba a conocer el lugar en el que estaba. Las luces ya no brillaban tanto como de donde venía, aquí eran menos. En media hora ya estaría en su casa…sintió un vuelco en su estomago al pensar que estaría sola con ese vació que siempre había en su solitaria casa. Por una extraña razón en esos momentos no quería estar sola, menos vivir sola…sintió deseos de que estuviera su madre ahí ¿Sería bueno llamarla? No, no, ella creería que lo que le ocurría eran tonterías…como siempre lo creyó y le diría que eso pasaba que eran cosas mías. Aunque si lo pensaba bien por sobre le digiera eso quería estar con ella...Pero era completamente lejano que se pudieran ver así como si fuera fácil. Ella estaba fuera de la ciudad, estaban separadas…por el trabajo y por el seguir adelante. Suspiró desganada.

Algo la desconcentró totalmente ¿Qué había sido eso? ¿Qué era lo que acababa de ver a su izquierda? Pestañeó extrañada. Ya había pasado de largo y miraba hacía al frente aun algo atónita, no logró ver nada del todo bien. No sabía si darse la vuelta o seguir, tal vez no era nada y había sido su imaginación o quizás era algo que debía de ver. Se mordió un poco el labio ¿Tenía que darse la vuelta?... ¿Qué había sido eso tan extraño  había visto? Le dio un salto en el corazón y los nervios la calaron. Inmediatamente le dio fuerte giro al manubrio. Creyó haber encontrado la respuesta y ya iba de vuelta.


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