Seguía controlando mis sentimientos aunque los evitara. Yo era iluso, perdiéndome en aquellas pequeñas palabras que quizás era de total poca importancia para ella y que en mí terminaban causando total revuelo. Me perdía toda la noche dibujando su rostro en mi fantasiosa y débil imaginación ante tal belleza que tenía presente cada tarde de mi vida diaria, me era imposible no pensar en esta. Caía con cada pequeña y tímida sonrisa que me brindaba haciendo que nuevamente que una grave enfermedad se formara en mi corazón.Cada día que pasaba temía que notara los sentimientos que tenía hacia ella. Todo dentro de mí se descontrolaba y todo lo que yacía ordenado volvía a desmoronarse convirtiéndose en un dulce sueño. El hablar con una fingida tranquilidad quizás aminoraba el que me pudiera leer con tan solo una mirada y ayudaba a controlar la gran situación conflictiva que había dentro de mí. Pero ¿de que me servía si de una u otra forma mi corazón no lo deseaba así? ¿De que me servía si cada latido latía por ella? Honestamente verla sonreír cambiaba todo mi fallido plan de evitar todo.
Junto a ella, todo lo que evitaba salía a flote haciendo que sintiera cada una de las cosas, llenando mi pecho con una hermosa sensación . Las ganas de abrazarla, las ganas de sentirla en mis brazos, junto a mí y poder rozar esos pequeños y esponjosos labios crecían cada día. Sentía el deseo que querer estar junto a ella por siempre.
¿Cuando había comenzando todo? Pues un día cualquiera, en un supermercado, mientras salía de este le eché un vistazo a las pequeñas publicidades que habían pegadas de forma desordenada en un mediano tablero de anuncios, algo desgastado por cierto, y uno de aquellos papeles despertó mi atención de forma inmediata. Ofrecían un pequeño curso de fotografía profesional. Una exaltación dentro de mí se hizo presente, abrí un tanto mis ya grandes ojos. Desde siempre me había encantado la fotografía, me apasionaba poder reflejar cosas y recuerdo en las fotos, ya sabía algunas cosas, pero esta era una oportunidad única en la que entraría quizás más a fondo con el tema de la fotografía. Sin despegar la vista, como si este fuese a desaparecer de un momento a otro, y un tanto ansioso intenté abrir mi mochila con éxito. Tomé mi celular, mis manos vacilaron un tanto al intentar mantenerlo entre mis dedos haciendo que despegara mis ojos del anuncio y los concentrara en mis manos. Volví la vista al anuncio, seguía ahí, me calmé un poco, no era un sueño. Segundos después una pequeña sonrisa se mostró en mis gruesos labios. El que estuviera anotando las direcciones y teléfonos me alegraba totalmente. ¡Era un sueño hecho realidad! Pensé seriamente en sacarle una foto a ese desmadrado anuncio pero caí en la cuenta que me encontraba en un supermercado y tal vez me mandarían al diablo si me veían tomando una foto dentro, por más anuncio que fuera. Suspiré a gusto, como renovando mi energía dando lugar a una totalmente diferente. Sin más ajusté mi pesado bolso, lleno de equipamiento de las pasadas clases de fútbol. Sin embargo algo falló en este paso.
Sentí el corazón en la garganta ¿¡Que acababa de hacer!? Me sentí un completo idiota. Le había dado de pleno en la cabeza a una desconocida chica haciendo inmediatamente que se volcará cayendo de culo en el suelo. Esta emitió solo un pequeño gemido llevándose una mano a la cadera y otra a su frente, escondiendo su rostro. Me hinqué rápidamente, acercándome un tanto a la mujer. Tarde algunos segundos antes de comenzar a balbucear al intentar pedirle disculpas. Mis ojos estaban aun más abiertos que antes, la preocupación me comenzaba a carcomer. Creía que en cualquier momento todo mi cuerpo estaría empapado. La observaba, parecía adolorida y algo aturdida. Volví a ofrecerle ayuda, dudando si colocar mis manos en sus brazos para ponerla de pie ¿Que me costaba hacerlo? Esta no contestó. Miré a todos lados, nadie parecía haberse dado cuenta o más bien fingían no hacerlo, como siempre. Terminé volviendo a ella.
—Discúlpeme, de verdad, no fue mi intención, yo solo me estaba acomodando el bolso y...—me detuve, algo improviso sucedió, la chica desconocida posó su blanca mano en mi hombro, apretando levemente este, aun sin poner al descubierto su rostro. Me sorprendí y le devolví una mirada atónita ¿Que le sucedía? Sentí un vuelco en mi estomago ¿Y si me quería golpear? ¿Debía ponerme a la defensa? ¿Si me estaba dando señales de lo que ya se venía por haberla tirado de culo? De un momento a otro la chica comenzó a moverse, como si tiritara, su largo pelo se movía un poco y su suelta playera también. ¿¡La había herido gravemente!? ¿¡Me golpearía!? Lentamente me fui echando un poco hacia atrás, aunque quizás si me merecía un pequeño golpe ¿A quien no le molestaba que le golpearan en plena cabeza y para colmo, dejándolo en el suelo? No lo pensé ni un segundo más y comencé a entre cerrar mis ojos. Creí que era la mejor forma de recibir un golpe, sin tener que verlo y para tratar de tragarse el dolor. Ella seguía en esa posición, moviéndose, me hacía poner aun más nervioso. Podría asegurar que ya sentía que caían pequeñas gotas en mi nuca. La espera me desesperaba, aun así permanecí con mis ojos entre cerrados.
Lo que nunca llegué a pensar, que nunca paso por mi cabeza, sucedió. Nunca lo creí, ni que existiera, ni que llegaría a ver algo como aquello, menos en este mundo donde todo lo bueno para los ojos de la mayoría no es más que comprable. Abrí mis ojos de golpe. Casi como si hubiera sido cegado y necesitara aclarar mi vista ante una luz. Despegué un tanto mis labios de la sorpresa. El cabello de la chica seguía en movimiento pero algo había cambiado, su rostro estaba al descubierto. Unas suaves palmadas se sentían en mi hombro. Sus ojos estaban entrecerrados, sonriendo, si sonriendo. Sus gruesos labios se curvaban formando una sonrisa. Por un momento creí que el tiempo se había detenido. Cada segundo que pasaba no podía creer que yo era espectador de tal hermosa escena. El sol nos caía los dos por el lado derecho, su cabello brillaba con este, mostrándose sedoso. Ella reía. Reía como idiota, pero lo estaba haciendo. Sin importar que estaba allí y que había sido golpeada por un bolso de deportes. No sabía si extrañarme o no, como si me sintiera un poco lento, no sabía que pensar. Al fin y al cabo, no me golpeó pero ya eso no importaba. No podía importarme. El ver a esa chica reír hizo que todo se volviera un sueño ¿Esto era real? ¿Sería ella un sueño? Nunca había experimentado algo similar, no podía salir de mi atónito rostro. A medida que pasaban los segundos, el verla me encantaba ¿Que me ocurría? Algo se revolcó dentro de mí y mi corazón comenzó a latir con mayor velocidad. Escuché su voz.
-Perdóname a mí-tiró otra carcajada-yo fui la boba que paso justo cuando te disponías a ir-quitó la mano de mi hombro y se llevó las dos a la cara-esto es vergonzoso-volvió a reír entre sus manos-y...gracioso a la vez de todos modos-quitó sus manos y rió-un gusto conocerle de este modo-no tardó en ponerse de pie.
Aun no me tranzaba nada ¿Un gusto conocerme?
Una sonrisa floreció en mis labios. Aunque yo no pensara en sonreír. Aunque yo no me sintiera en tierra como para sonreír de esa forma.
Lo más raro aun, no supe como fue que me puse de pie.
—El gusto es mio—dije con una extraña naturalidad.
Incluso haberlo escuchado de mi, en ese preciso momento, me sonaba irreal. Sin embargo, algo había, algo desconocido, que hacía que yo actuara de esa forma. Y aun no lo podía creer.
—De verdad perdóneme, es que soy algo despistada—hasta la forma en aquella chica reía me calaba muy a fondo ¿Que ocurría?Mi corazón no evitó contagiarse aunque yo no lo deseara así. Solté una pequeña risita.
—No te preocupes. En parte es culpa mía por estar de pie en la entrada de un supermercado ¿no?
—En este caso es como...culpa de los dos—nuevamente una resplandeciente sonrisa volvió a formarse en la comisura de sus labios—Pero, ya que más da. Soy Han Eunji.
Con delicadeza se colocó un mechón de cabello detrás de uno de sus oídos. Esperando mi respuesta. Algo saltó dentro de mí...Si eso no era un sueño, si ya estaba a a punto de dar a conocer mi nombre, todo eso era real. Totalmente real. En tiempo presente. En ese supermercado. La observé.
No había notado algo. Sus ojos, sus oscuros ojos, eran hermosos. A pesar de ser de los más comunes que habían en Corea, para mi eran únicos. Con un brillo no externo, interno, casi como si desprendieran un tipo de inocencia, un tipo de dulzura que nunca había observado. Esto debía ser algún tipo de magia ¿o no?. Nuevamente mi corazón reaccionó. Los músculos de mi rostro se contrajeron estirando mis comisuras, dando a conocer una sonrisa, la más verdadera, de las que pocas veces salían de mis labios.
—Soy Choi Minho. Nuevamente, un gusto.
Los dos sonreímos en conjunto. En la realidad.
Quien diría que desde ese día, en un supermercado, mi vida volvería a tomar el color y el brillo que había perdido hace años o que quizás nunca había apreciado con tanta intensidad. ¿Este sería el sentimiento que siempre los humanos buscábamos con tanta ansiedad? Debía de ser. Lo curioso era que yo no lo busqué, sin previo aviso, sin estar si quiera preparado, el vino a mí y me envolvió por completo sin que yo lo necesitara. Yo solo me preocupaba de mí y mi futuro. Sabía y tenía entendido que el amor real era difícil de encontrar y después de tanto tiempo con esa idea nunca por ninguna razón cruzó por mi cabeza la idea de terminar...enamorado, si enamorado de verdad. Encontrando el amor. Ya no tenía remedio, ya no tenía cura. Ya la amaba y desde ese pequeño maravilloso encuentro tan repentino. Sus sonrisas, sus palabras, sus bromas, sus acciones, sus cualidades y su dulzura eran ya casi parte de mí y yo las comenzaba a desear para toda la vida.
Y vaya que coincidencia. Ella también se dedicaba a la fotografía y era alumna de ese pequeño curso de fotografía desde casi un año antes de que yo viera ese anuncio. Ella había permanecido más tiempo en el por gusto. Esforzándose como podía.
El día que vi las cosas que capturaba, fue inolvidable. Lograba tomar las mejores fotos. Tenían ese sentimiento atrapado en cada una de ellas que al verlas llegabas a sentir la escena capturada. Quizás podía ser que yo solo las sentía así por ser pequeñas partes de ella, pero no, no creía que era solo mi punto de vista ya que independiente de eso eran realmente eran buenas.
—¿Has aprendido bien hoy?—me dijo Eunji mientras guardaba mi cámara en su bolso correspondiente, giré a ella y le sonreí.
—Si, cada día me encantan más las clases. Realmente hay muchas cosas que no tenía la menor idea y las he logrado entender...
<<Más si me permiten verte>>
—Oh, si no entiendes algo ya sabes que me tienes a mí ¿verdad?—una divertida Eunji posó sus manos en mi brazo, me entregaba su ayuda.
Mi rostro cambió repentinamente a uno atónito. El tan solo roce de sus dedos en mi brazo hacían que cada parte de mi se sacudiera. Mi corazón sacaba su lado tímido y latía locamente al sentir el nerviosismo que le causaba estar al lado de Eunji. Si, causaba que todo dentro de mí se volviera loco dando lugar a un pequeño trance. Sus gruesos labios me llamaban. No podía evitarlo, la adoraba. Todo mi ser lo hacía. Sentía su aroma, se impregnaba en mi. No me perdí ni un segundo de sentir ese verdadero sentimiento.
—¿Entendido?—insistió Eunji al no encontrar respuesta en mí.
Abrí mis ojos.
Abrí mis ojos.
—Yo...sí...—me sentí idiota.
Sacudí mi cabeza con la intención de despertarme.
—Lo entiendo Eunji—le ofrecí mi mano para que me chocara los cinco.
Aun escuchaba el fuerte latir en mi pecho. Podría decir que cualquiera que lo notara bien lograría percatarse de que estaba por explotar.
Sacudí mi cabeza con la intención de despertarme.
—Lo entiendo Eunji—le ofrecí mi mano para que me chocara los cinco.
Aun escuchaba el fuerte latir en mi pecho. Podría decir que cualquiera que lo notara bien lograría percatarse de que estaba por explotar.
Ella me chocó la mano alegremente. Le encantaban esas cosas. Reí ante lo linda que se veía al disfrutar ese pequeño juego y ella también rió.
<<Solo rió...solo reía. Junto a mí>>
Un frío sentimiento. Un cristal de ilusión roto en pedazos. Intenté tomar los pedazos de aquel hermoso cristal de ilusiones pero terminé haciendo que se hicieran profundas heridas en mis ya débiles manos.Un hueco en el pecho, tan fuerte como si algo dentro se hubiera roto completamente impidiendo respirar bien. ¿Acaso en algún momento pensé que mis ojos se llegarían a humedecer por esto? ¿Alguna vez pensé en que mis sentimientos se encontrarían con este problema? Esa hermosa sensación de adorar a alguien sin limites...¿pensé que en algún momento tendrían limites?
En casa pateé todo lo que tenía cerca. Tenía una rabia incontrolable. Me sentía un imbécil. Dolía, dolía mucho. Y me odiaba por lo mismo. Me engañé a mi mismo. Me engañaron sus ojos, me engañaron sus sonrisas. Todo me engañó. Nunca fueron las cosas como las había visto yo siempre. Esos hermosos momentos en los que habíamos estado juntos...yo creía que quizás ella sentía lo mismo. Que bobo ¿no?
Pensé en dejar de ir al curso. Pensé en alejarme de ella. Sin embargo, en el fondo no me quería alejar. No lo soportaría. Alejarme sería una completa agonía. No podía, no podía. Ella era casi mi razón de sonreír...
—Eunji...—murmuré para mi con las manos en mi rostro, presionando mis ojos.
Eunji tenía novio. Me enteré cuando este le había ido a buscar. Ella había corrido a el para lanzarse a sus brazos y luego terminar con un dulce pequeño beso. Estaban juntos hace casi un año también. Era compañero de ella en la universidad. Me lo había contado Eunji cuando me lo presentó. No sabía que clase de sentimiento tenía en ese momento. Solo que quería golpear a ese chico. Pero no me deje llevar por tonterías y actué con la amabilidad, que fue creíble, sabiendo que dentro de mí todo se estaba haciendo pedazos.
¿Debía soportar ese dolor para estar junto a ella? ¿Era hora de limitar mis sentimientos?
Así pasaban los días. Una lucha constante por contenerme. Por contener cada signo de cariño que había dentro de mí. Hasta mis fotos habían cambiado de expectativa por lo mismo. Ahora eran temas las tristes. Pero nadie lo notaba, solo decían que eran hermosas, que tenían ese toque que llamaba la atención. Eunji seguía a mi lado y la felicidad crecía de que estuviera a mi lado por lo menos. Pero todo se hacía difícil si ella al tan solo sonreírme florecía la conocida enfermedad de mi corazón. Solo sonreía al sentirla ¿Que mas podía hacer, no? Disfrutar al solitario de un sentimiento no correspondido. Si sabía que no podía abrazarla, si sabía que no podía besarle, era lo único que me quedaba, soñar. Soñar que en algún momento yo podría tomar de su mano y caminar juntos, horas, contándole esta larga historia.
Con el tiempo había días en los que mi corazón latía incoherentemente, mientras yacía a su lado, a centímetros, aunque fuera por algo insignificante como pedirle ayuda en algo sobre su cámara. No soportaba más, era incontrolable ¿Acaso el amor se puede encerrar así de fácil? Creía que egoístamente me confesaría en cualquier momento pero ¿Que pasaría después? ¿Que pasaría si todo lo que había entre ellos terminaba? ¿Incluida su amistad? Desvié mi mirada de su cabello y respiré profundo mirando al blanco techo.
—Es dicifil Eunji—murmuré.
Abrí mis ojos, no pensé que lo había dicho en voz alta. Inmediatamente Eunji extrañada se dio la vuelta.
—¿Que ocurre?—dijo esta preocupada y analizó mis ojos.
Me asusté ¿Y si me podía leer?
—No, yo solo...—pronuncie nervioso.
Eunji sonrió picara, casi como si hubiera entendido la situación.
—¿Quieres que te lo explique de nuevo?—tiro una risita—por mi no hay problema.
Ahí yo de nuevo ilusionado con cosas pequeñas. Suspiré decepcionado.
<<No, solo que te adoro Eunji...>>
Por primera vez, no le contesté. No me sentía con ganas de hacerlo. Estaba agotado y mi corazón seguía incontrolado. Hice que se preocupara aun más. Frunció el ceño. Quitó las manos de la cámara y se dio completamente la vuelta. Le miré a los ojos. No esperaba mandarle ningún mensaje ni nada, pero quizás que viera lo que tenía que soportar sabiendo que cada día la amaba aun más. A pesar de no conocerla tanto como su novio. A pesar de que solo la veía a veces. Solo con verla esas veces me basta para saber como es y que adoro que sea así. Tan inocente para sus cosas. Era única. Envidiaba a ese otro hombre que la amaba, el ya tenía su corazón...ya lo tenía entero...Yo ya iba a explotar, mi pecho estaba repleto de lo que intentaba a evitar. Sentía como las atadas cuerdas se estaban rompiendo y estaban a punto de dejar volar todo, desordenando cada cosa que había dentro ¿Eunji sabía cuanto había costado atar todo? No, ella no sabía. Pero aun así, ella hacía que todo reviviera nuevamente.
Su rostro preocupado me causo gracia.
—¿Minho?—murmuró.
Decidido levante mi mano, sin dejar de verla, y la acerqué a ella. Con la yema de mis dedos toque algunos mechones de su largo cabello oscuro. Siempre había querido hacerlo y sentir su cabello en mis dedos era completamente fascinante. Los observé con cautela y ella solo permaneció quieta. Debía estar asustada ante mi actitud. Sin embargo, no podía detenerme, ya no más. Todo dentro de mi daba vueltas, casi como si estuviera mareado. Más el fuerte latir de mi corazón, me volvería loco ¿Algún día Eunji sentirá algo por mí? No podía saberlo con exactitud, pero aun así eso dependía totalmente de ella y sus sentimientos. Yo no quería obligar a nadie y menos a ella, pero ¿Tan malo sería si me confesaba en ese momento? Sabía que era egoísta pero...los limites me lo impedían. Yo no soy de esas personas que hacen las cosas sin importar que piense el otro, claro que no. Me gusta ayudarlas y cuidarlas y por lo mismo respetar sus decisiones...sin embargo mi corazón me pedía a gritos cosas que yo no debía. Entre cerré mis ojos, pensando en que hacer hasta que no lo pensé más. Era ahora o nunca. Debía hacer algo, por lo más pequeño que fuera por sus sentimientos.
Por fin, se escucharon dos locos corazones latir. Uno enamorado y otro nervioso. En esa pequeña plaza, una de las muchas que habían en Corea. En mitad de otoño, cuando el viento volaba todo. Cuando las oscuras hojas volaban locas llevadas por la corriente, libres luego de haber realizado su tarea. No importaba cuantos segundos habían pasado, para mí se había detenido el tiempo ese hermoso momento. La tenía en mis brazos. La sentía en mis brazos. Aunque ella no respondiera aún, seguía rodeándola con mis brazos. La abracé, la abracé con todo lo que tenía. Mi intención no era que se diera cuenta que era lo que sentía por ella, pero si estaba la posibilidad...lo intentaría demostrar en ese fuerte abrazo.
Mi corazón dio un vuelco.
Sonreí con todo, con mis labios, con mis ojos, con mi corazón y la atraje aun más a mí. Eunji me había devuelto el abrazo y me pareció haber escuchado su risa. Esa risa que me había cegado en el día que no conocimos, su linda sonrisa, era inolvidable. Ya no importaba que no me amara o no sintiera lo mismo que yo, solo que yo la amaba y quería estar con ella siempre cuando lo necesitara. Acaricie su cabello. Era maravilloso...si en algún momento se me pasó la cabeza olvidarle, de verdad que estaba loco ¡loco! Es imposible, sin ella, el brillo que esta le daba a mi vida ya no se sentiría, Y no podría volver a ver su rostro...
Besé su frente. Aunque no le confesara nada, bese su frente queriéndole decir que la adoraba...y ella no sabía cuanto.
Un mes después, dentro del estudio, escuché...¿gritos? ¿acababa de oír gritos? Varios que estaban dentro del estudio se alertaron e intentaron alargar sus vistas hacia las afueras de ahí. Pero la oscuridad no permitía ver nada. Despertaron nerviosos murmuros al no percatarse de nada, todos queríamos saber que era lo que estaba sucediendo a las afueras de el estudio. Miré a mi lado nervioso y...un escalofrío recorrió mi espalda. Mis ojos se abrieron como platos. No podía ser. No debía estar ocurriendo eso. Observe nervioso a todas partes en busca de algo, en busca de Eunji. ¡No estaba! Aparté de empujón la silla en la que estaba sentado con la intención de tomar más impulso. Empujé, lancé lo que fuera para poder salir corriendo de ahí y dirigirme a los gritos.
Volvió a escuchar otros, pero esta vez molestos.
Corrí, corrí lo más rápido que pude. Estaba tan nervioso que mi corazón ya estaba que se salía. Comencé a sudar por todos los poros. Tenía miedo. No quería perderle. No quería que le sucediera nada, no se lo permitiría, menos si no alcanzaba a llegar a tiempo ¡Tenía que apresurarse! Por alguna razón sentía que debía hacerlo si no quería que sucediera algo peor.
Luego de girar solo una calle, no me costó divisarla.
La imagen más triste que nunca había visto en mi vida se presentó ante mis ojos. Después de tanto tiempo de ver a una sonriente y dulce Eunji, era realmente penoso. Una triste Eunji, yacía sentada en el pavimento tapando gran parte de su rostro por su largo cabello. Su aspecto parecía lamentable y casi como una pequeña niña perdida abrazaba sus piernas. Desde mi lugar se escuchaban sus pequeños y dolorosos sollozos. Verla así hizo que mis entrañas de revolvieran, casi sentía que se me partía el alma. Cualquiera cosa que le hubiera ocurrido, el haría que dejara de llorar, se había prometido estar con ella cuando ella necesitase ayuda y ahí estaba por ella, hacía ella.
Me hinqué a su lado nervioso, sin pronunciar nada ¡Apenas podía calmarme! Estaba ansioso por preguntarle que le ocurría pero...no creí que fuera el momento, quizás aumentaría su nerviosismo o pena. No quería que reviviera todo aun, fuera lo que fuera que le había ocurrido y que cuando estuviese tranquila pudiera hablarle con calma. Sin pensarlo más lentamente levanté su rostro con mi mano derecha. Ella asustada levantó su rostro inmediatamente. Atónita me miró con su cara empapada en lagrimas. Le sonreí con una confortante sonrisa transmitiéndole "Descuida, estoy aquí" Sentí como era traído hacía ella, esta había rodeado mi cuello con sus brazos, aferrándose a mí, apretando mi chaqueta.
—¡Le dije!—sollozó—¡Le dije que no quería...más!
Le acaricié con cuidado. Quería que no hablara, pero si ella deseaba hacerlo no se lo impediría.
—El insistió que...no podía ser...que yo...estaba loca...que no podía dejarle...que yo era...solo de el.
Cerré mis ojos por la rabia. Me hirvió la sangre al escuchar que su problema se debía a ese maldito de su novio
—Y intento....Minho, intento...golpearme...—terminó la frase tirándose a llorar aun más intenso—no entendió que...yo no, yo no quería más y...me asusté y grité corriendo.
—Tranquila Eun, tranquila. Ya le has dicho lo que sentías y ya estas a salvo...—dudé en decirlo, pero no me reprimí—conmigo.
Una parte de mi se alegraba de que dejara a ese tarado y la otra se apenaba por el. Aunque más ganaba la parte de mi que se alegraba.
—Yo ya no...lo quería...yo ya no daba...más..yo...—le interrumpí. La separé de mi con suavidad y tomé su rostro entre mis manos, haciendo que me mirara fijamente sorprendida. Le sonreí nuevamente.
—No es necesario que hables Eunji. Ya ha pasado todo, estate tranquila, estoy contigo y siempre lo estaré. Tenlo en cuenta ¿esta bien? Como cuando me dices que no dude en pedirte ayuda. Así, no dudes en confiar en mí. Siempre te ayudare y te protegeré, de lo que sea, siempre intentaré lo posible. Si vuelve tu novio, no tienes más que dejármelo a mí. No te preocupes si me pasa algo o nada, no te preocupes, solo ten en cuenta que todo lo haré por ti porque me he prometido ir contigo a donde sea...—ella se mantuvo en silencio durante unos segundos, no seguía llorando, solo permanecía quieta. No sabía si era mi imaginación pero aparte de mi corazón latiendo loco y que se escuchaba notablemente, había otro, con un pequeño rápido latir—ahora, vamos, te levantaré para que vayas a casa ¿vale?
Se puso de pie con mi ayuda. Aun se mantenía en silencio. No me extraño, con lo que le había dicho quizás le había aturdido un poco. Quizás hablé mucho...pero deseaba hacerlo, tenía que asegurarlo Aunque no pudiera confesarme, la amaba igual y siempre lo haría.
Cuando nos disponíamos a caminar Eunji me detuvo tirando de mi brazo. Me incorporé girando en su dirección. Me acerqué a ella extrañado.
—¿Ocurre algo?
—Si—parecía aun algo aturdida, que no tenía expresión alguna.
—¿Que pasa? Me asu—no pude continuar hablando, había sido cayado de un momento a otro, mi voz se ahogó.
Nuevamente, la vida me sorprendió por tercera vez.
Una sensación ya conocida creció dentro de mí, dando a florecer los más intensos síntomas de mi escondido amor por Eunji. Sentí unos húmedos labios hacer presión contra los míos Había sido tan repentino que apenas llegué a reaccionar. Mi cabeza no alcanzó ni a formular preguntas de porqué estaba ocurriendo eso, ni tampoco para preguntarme si eso se trataba de un sueño. No, nada, quedé en blanco.
Hasta que caí en la cuenta que eso era real. Mi más preciado deseo era real.
Quien sabe cuanto tiempo permanecimos besándonos. Desde mi accionar, el tímido beso por parte Eunji se había convertido en un contacto más intenso. Ya no importaba ni tiempo, ni hora, ni día, ni nada. Solo me importaba que aquella noche sería la imagen más hermosa que podría capturar, en mí, para mí ¿Cuanto tiempo amándola? ¿Cuanto tiempo deseando que supiera sus mas escondidos sentimientos? Ya no importaba que me sintiera culpable de sentir cosas por una chica que ya tenía novio, no, ya no había limites y tenía la posibilidad de ganar su corazón o tal vez su cariño. Pero en ese momento, cuando Eunji había rodeado mi cuello para besarme y poder sentir sus gruesos y esponjosos labios que tanto adoraba, todo eso había volado por los aires. Como mis sentimientos, habían sido liberados. Ahora sí, podría poner mi corazón en ella.
—Eunji...
—Gracias Minho...—sonrió, aun más hermosa que nunca.
Volví nuevamente a caer en la agonía por aquella tierna sonrisa. Creí que cada día que pasaría junto a ella no terminaría de enamorarme completamente, nunca, siempre la adoraría aun más.
Como si todo hubiera ocurrido por una razón, sobre pasando todas las tormentas dentro de mí, había llegado todo a terminar así. Sin limites amándola.
—Quizás un día te contaré esta larga historia mientras tome tu mano. Lo haré...
{INSPIRADO EN ASIDE DE SHINEE}

escribes con el alma en tus manos......orgullosa de ti.....para siempre y por siempre-----¡¡¡¡¡leer tus palabras impregnadas de tanto sensibilidad y amor.....vuelvo a creer que el amor si existe----
ResponderEliminarMi niña grande, sigue plasmando tus palabras, en tus historias de amor y expresando tus sentimientos de tristezas, de alegrias y todo lo que quieras sentir, es tu derecho...
GRACIAS......
Muchas gracias mamá :') que bueno que te haya gustado jajajaja para que veas que hago en el computador jasdksahf Y si, si se que el amor existe, por lo mismo lo impregno en las cosas que escribo :) gracias mamá, me harás llorar ;_;
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